jueves, 29 de marzo de 2012

Y así es como, de nuevo, se sentía.

Ella ya me decía que aquello estaba durando demasiado. Lo que no se imaginaba es que sería un aterrizaje forzoso. A ella siempre le había gustado siempre había estado detrás de él pero intentaba mantener las distancias, tampoco la gustaba obsesionarse. Al fin, lo consiguió, al fin, cuando podía tenerle todos los días que quisiera entre sus brazos, va y se esfuma. Imaginaos como se siente, pues entre colilla usada y una mierda. Sí, 4 semanas, unas cuatro semanas en las que él la había hecho confiar. Ni siquiera era algo estable, pero ella es una niña ilusa y un tanto gilipollas. Ya se da cuenta, de que ahora, nadie se puede fiar ni de su sombra. Se da cuenta que al final siempre tienen razón los mismos, que se supone que a “el amigo tonto” pues no se le hace caso, pero siempre tiene razón.



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